martes, 23 de febrero de 2010

Ciudad

Nos hemos olvidado de esta ciudad sin cambios.
Estática.
Ciudad que permanece como cuando la trajeron
al mundo y olvidaron registrarla.
Ciudad que cuida y defiende ferozmente a su reina
como un ejército de hormigas.
Ciudad de piedras y no de piedra (que quede claro).
Ciudad de migrantes, de jornada larga y horas extras.
Gente extraña, ciudad extraña,
ciudades que se extrañan.
Trampa de zorrillo, ratonera,
tejonera azul pardo con aliento fuerte.
Ciudad sin punto negro en el mapa.
Ciudad - puente - extranjero.
Ciudad garita.
Ciudad de pollos.
Ciudad deshuesadero.
Ciudad moribunda, ciudad revivida.
Ciudad olor a muerto.
Ciudad de nadie.
Ciudad sin color.
Ciudad pareja de carro negro.
Ciudad dormida, despierta
con sueño.

miércoles, 3 de septiembre de 2008

La Chona

Suena la alarma del despertador inecesariamente puesto que la chona ya esta despierta. Hace la cama y se dirige al baño, con una pesadez increíble gira la perilla del agua y no sale ni una gota. Su rostro dibuja un enfado perfecto, liso y extraño. Regresa a la recámara y se enreda el cabello con una liga, se pone el disfraz y sale a la calle. La Chona trabaja en un pequeño restaurante en el parque del centro, el tipo de lugar al que acuden turistas sobre todo del vecino país. La chona les sirve una par de huevos, tacos, cerveza o café. Día a día se enfrenta con la misma gente, "El turista". Es el mismo, no hay cambios, ni en su lenguaje ni su fisionomía, el mismo, el gran personaje llamado "El turista". Hace días que vengo vigilando a la chona o mejor dicho cuidándola, me he autodeclarado su guardián, como un granjero cuida a sus gallinas, la chona es mi gallina favorita, la más querida. Tiene el rostro afligido. Sus veintitantos años se cubren con una máscara de cuarenta. Ahi esta la chona sin saber de mí, me siento detrás de un árbol para provocar su ceguera. Se escurre el cigarrillo entre mis dedos y el tiempo se va en un sorbo de café. Me paso todo el día viendo como la chona recibe órdenes del hambre, la gula y una que otra lujuria. En unos huevos, tacos, café o cerveza se va del tiempo su dia. La chona deja lágrimas en cada platillo, en cada taza de cafe. Es muy puntual, así que a las siete de la mañana ya está limpiando la primer mesa. Cierto día llegó cuarenta minutos tarde y su patrona la regañó y le descontó el treinta por ciento de su salario diario. Injusto. Después supe que había decidido no ir a trabajar ese día, llorando acostada en su cama la invadía el malestar producido por los comentarios vulgares de los clientes y el bajo salario que percibía y todavía tener que aguantarlos, pero su cuerpo no respondía al sentimiento mental, así que mejor decidió levantarse, secarse las lágrimas y soportar la vulgaridad y el bajo sueldo. La chona tení tiempo pensando en renunciar pero era lo único que sabía hacer: servir y aguantar. Toda su vida había hecho lo mismo, desde niña, desde el vientre de la madre. Servía a padre, a sus hermanos incluso a su madre, de alguna u otra manera estaba programada para eso. El temor mas grande de la chona es cuando llega la tarde, el final del día. Unos cuantos pesos le compran el pasaje de regreso a su hogar, llega cansada y se enfrenta a la más horripilante realidad de su existencia cuando entra a su casa, enciende la luz y no tiene a quien servir.

martes, 12 de agosto de 2008

Poeta Vagabundo

Siempre huyes hacia donde el sol se cubre de timidez
Y yo me quedo solo, con un trozo de sol entre mis manos.
¿En dónde estás ahora?
¿Cómo abro la ventana del mar de tus deseos?
Contando estrellas en un charco
No alcanzo a besar tus párpados
Y hoy cae el perro triste
Derritiendo calles de menta
Succionando el polvo
En cada paso que trazas
Sobre el pavimento
Se desgasta amor mío
Y el corazón da vueltas
Como loco
Me voy desprendiendo
Justo a las diez
Y a las sesenta
Termina el martirio
Y se repite el ciclo
Después de una vez
Ayer.
El sol se apaga entre mis manos
Y la luna dibuja un crucifijo
En cada línea.

El diablo se sentó a tu lado
Y del otro lado estoy yo
Cada noche trajo sus fantasmas
El árbol siguió siendo árbol
Y del otro lado estoy yo
Ya sacó sus pómulos
Y el mentón rojo
El agua siguió corriendo
Y del otro lado estoy yo
Ya la luz me puso máscara
Soy gusano, calle, perro,
El de gorro, lentes y un cuaderno
Y en la oscuridad estoy yo
Lo de afuera se satura
Mientras el vacío se come
A lo de adentro
La vida siguió su rumbo
Y del otro lado estoy yo
Dios no vino el día de hoy
El diablo se quedó desde entonces
Eyaculé sobre la muerte
Y del otro lado estoy yo
El oxígeno se hizo nulo
Quería verme, tocarme
La ilusión apareció
Y del otro lado estoy yo.



No se que ha pasado con mis manos
Ya no trazan la sustancia de mi canto
Triste
Y
En
Un
Rato
Brincan pulgas de mis ojos
Mordisqueando mis párpados
Quiero dormir
Dormir
Dormir
Siempre triste
Y tú la alegría
Lo blanco y lo negro
De la cápsula
Susceptible.




Día a día te forjo
Como un misil en mi cabeza
Y te tomo como un arma
Entre mis manos
Caes en silencio y te amo
Y tus ojos se incrustan
En mi piel como navajas
En las paredes de un túnel
Vacío, solo
Y dueles y me ardes
Abres heridas
Y vacío mi sangre
Entonces llegas
Como torrente de luz
Apareces cual esfera de fuego
Y yo ardo, me enciendo
No haces nada
Tan sólo sostienes
Los lazos en silencio
Y ruego
Que no se abran tus manos
En un descuido me esfumo
Me hago nada, desaparezco
En una gota de sudor
Entre tus senos.
Me estoy consumiendo
Como la noche al día
Como el día a la noche
Tan confundido
Como pensar
Qué fue primero
Tan oscuro
Como la estrella moribunda
Como pez en el golfo
Como el terror que abunda
En este paso apresurado
A lo absoluto
Conquistado por tecnologías
Soy campo de cultivo
Donde florece la ignorancia
Pétalos hermosos
Que descienden sobre mi ser
Frondoso camino
El que he recorrido
El que he de ver
Ojos ciegos
Que guían a este perro
Hasta el amanecer
De una noche incierta.

En estas noches en que la sonrisa
Muestra sus dientes entre las estrellas
En que el espíritu de estas manos
Con cráteres sombríos alucina
Por su doncella
Y el estrepitoso grito de mi garganta muda
Te envía un mensaje azul
Cuando el tiempo me acribilla
Con alevosía y ventaja
Y va dejando surcos en el alma
Hasta lograr desbaratarla
Sólo quedas tú
Mis rodillas ya no encuentran el motivo
Para el cual fueron hechas
Han perdido la forma y el molde
Ya se rompen de estrechas
Ya no se cuantos siglos llevo aquí
Y aun me queda la vida
Y todo este tiempo que cabe en un segundo
Habrá de consumirse en ti
Doncella mía
Y mientras mis huesos se van haciendo polvo
Y mis alas se despluman bajo el beso del odio
Y mis ojos cansados resisten el sueño
Y mi tiempo se acaba como el éxito de cualquier invento
Y termino de darme cuenta que no soy mas que un hombre común
En todo este segundo que dura la vida
En mis entrañas, en esto que es nada pero que digo ser
Quedas tú.




Soy el creador
Sin manos
Cabeza de Venus
Cuerpo de marrano
Soy en la oscuridad
Un dios
En la luz
Invisible
Y ahí mismo
Donde el alma
Se cristaliza
Soy una célula
Bajo la sombra
Donde pisas.



Estoy conciente
Que la vida es así
Una embriaguez total
Que tus súplicas
No me caen del todo mal
De las piedras no salen
Los niños, no,
Salen de la tierra
Del suelo fértil
La atmósfera los alimenta
Tú y yo somos
Una incubadora
El cuarto tibio
Donde se desarrolla
Somos la carroña
El sentimiento transmitido
La sonrisa y el mal gesto
La felicidad y el odio
El agua y el té
La muerte;
Esa lucha constante y lerda
Sobre el lodo.



Dibujaba en la arena
Letras hermosas
Otro idioma
Otra lengua
Las dibujaba
Como si estuviera frente a un papel blanco
Todo su cuerpo; un gran trozo de carbón
Del cual salían lunas, soles, flores,
Y el universo entero
Bien dijo:
- Las olas son una danza divina. Bailarinas que se rozan mientras saltan en el aire.













Hay un vértice opuesto
En la sombra de un ángulo
A tres pies del suelo
Soy un tigre luchando
En la corriente del río
En mundos paralelos,
Simultáneo, infinito.
En tu ausencia
Me bifurco
Cual partículas
De mercurio
Punta de flecha
Penetra
Destroza y oculta
Tejidos
No son dos
Somos uno
Despierto en el aire, en el aroma fresco del alba
Olor a jardín
En la mirada triste de la luna
Despierto finito.




He visto palomas blancas
En el cielo
Se ha ido por hoy
El cuervo negro
Danza de ballenas en pleno vuelo
Girando sobre ejes imaginarios
El balance perfecto
Las madres desnudas
Se arrancan el alma
Para darle vida
Al oscuro renacimiento
Hoy por hoy
No es más que ayer
Ni que mañana
Sólo repetición
De todos los siglos
¿Existe el sueño?
La muerte traerá
El absoluto olvido
La copia exacta
De lo que hemos
Vivido.



Sabes tanto mujer
Como yo ignoro
Sabes tanto mujer
Que a mi ignorancia
Adoro
Agradezco al cosmos
Por darme nada
Por estar tan vacío
Por no saber
Agradezco al cosmos mujer
Porque quiero estar
Lleno de ti
Porque todo de ti quiero aprender
Sabes tanto mujer
Menos que mis manos tiemblan
Y mis ojos te quieren ver
Sabes tanto mujer
Que amo a la muerte
A tu lado y a ser
Terriblemente fiel.





Frente a mis ojos
Hay hombres vacíos
En frondosa selva
Vomitan fauna
Y se envuelven en trinos
Atrás abundan tempestades
Se extraña al calor
Se desperdicia el frío
La mierda es de alcurnia
Y en la oscuridad el brillo
De otro hombre vacío
Las llagas se tragan
Las manos de tierra
Sangran los pasos
Bajo las estrellas
El sueño persiste
En masacres de piedra
Hay grietas en caras
De hombres que escarban
Sus tumbas en lodo
Hunden su cuerpo
Degollan el cuello
Con polvo en el rostro
No hay nada en las bocas
El silencio es el ruido
En el vientre de niños
Perseguidor o asesino
No lo se, tan sólo es el brillo
De una mirada
En el punto de equilibrio
De otro hombre vacío.



















Extraña sensación
Radiante experiencia
Perversa, tan bella
Cordial bienvenida
A un nuevo viaje
A una Tierra nueva
Al corazón salvaje
De la piel que revienta
En busca de algo mejor
Interior verde interior
Caminata oscura
Obscenidad hermosa
El capullo se abre
Hacia la magia, el verso,
La divina prosa
Palabras irresistibles
Se estrellan en tu boca
En la abertura de tu piel
Extasiado, cansancio
Energético, colmado de sed
Toda la vida,
Todos los siglos
Es aquí la razón
Que corre por mi frente
Rodeada de sudor.
Como quisiera que esto
Fuera un mal viaje
Que las noches
Fueran noches
Y no el gran deseo
De besarte
Hay que darle fin
Al revolucionario
Y no a la revolución
Que el día sea día
Y que la sangre brote
Del más pequeño corazón
Que los pasos brillen
En la Tierra
Y no que el brillo
De la Tierra
Nos de pasos en la cabeza
Que el amor exista
No como palabra
Sino como función.





En aquel tiempo
El sol brillaba con más fuerza
Sin calentar la Tierra.
La Tierra se asomaba sólo
A veces.
Hoy está aquí
Casi siempre
Mis pies se llenan de lodo hasta el tobillo
Por eso es tan pesado seguir caminando.
Me detengo
A pesar de todo con el barro no penetra
El aguijón de la abeja
Sólo así puedo disfrutar su miel en mis labios
Sin herirme.











Esta es la voz del hombre feliz
Que habita en algún sitio
Dentro de mí.
Un hombre feliz que sólo lo es
A través de tus ojos
En el murmullo hermoso de tus palabras
Un hombre que sólo es feliz
A través de ti.
Que tu piel lo contagia con sus carcajadas
Con la forma exacta de tu mirada
Tan feliz que no queda mas
No queda nada
Sólo silencio, tranquilidad
Profundo silencio
Ni un suspiro, felicidad
En el arte que dominas de amar
Tanta calma en tu forma de vivir
De amar la vida más que la mía
Tu forma de hablar, de sonreír
De poder tocarte el alma
Con un beso, con una caricia
Poder sonrojar tus mejillas
Cada día
Un te quiero hermoso
Sin titubear, sin dudar
Sin buscar una razón
Sólo un te quiero
Humedecer tu cuerpo
Con una caricia, una palabra
Simplemente quererte por nada.




















Mientras morimos
Estamos muertos
En un segundo
Todo un siglo
Los brazos buscan el cansancio
Las manos se deslizan
En el hermoso vacío
Como serpientes en la arena
Yo soldado de plomo
Tu la brisa y la marea
Los labios tensos le gritan al agua
Hambrientos de carne.
A lo lejos
Los cuerpos hundidos
Se van perdiendo
Toda la tarde.









Haz caído
Delgado
Hoja seca
A pie de árbol
La mirada se pierde en lo alto
Amor y raíz son lo mismo
No hay sobresaltos
Se pierde el llanto
En el cuerpo de piedra
Duro y áspero
Candente hiedra
No es extraño
Que todo se gaste
Que nada exista
Que estos dedos
Ya no escriban
Que se vaya todo
Como todo
Al vacío, al espacio
Estar muerto…...divino.





Cuando te vas
Dejas a dios en tu lugar
Cruzo los dedos
Y pido que estés bien
El regreso es eterno
Pero vale la pena esperar
Vibra más el cuerpo
Se ciega, enmudece
Brota el sentimiento
Que tanto tiempo se guardo
En su caja de acero
Ahora corre
Como agua en un río
No le importa si los gusanos
Acaban conmigo
Si mis manos tiemblan por tenerte
Y el cuerpo vibra por sentirte
Creas el cielo y el infierno
En un mismo plano
Te espero siempre
Todo el tiempo
Año tras año.



La calle sola
Abandonada por un sonámbulo
Dos autos
Recargando los codos en la acera
A lo lejos, casi al final
Seis luces
Suspendidas por la invisibilidad
Por la ceguera del hombre
Con forma de ovni
Ya no me siento solo
Alguien me ve
Siento que me alcanza
Narcotiza golpes
Esos golpes
De los puños de Dios
De nudillos afilados
Dejan rastro en los huesos
En los surcos que dejan
Me protejo de rapiñas
Que muerden talones
Y succionan el espíritu
Esos golpes
Las luces
Un sonámbulo
Y la calle tan sola.
Excremento
Destazador de carne
En mis dedos reposa
La manteca que escurre
De sus cuerpos
En este momento
Me da lo mismo
Una novela que un cuento
Los versos de Pessoa
Que de Amado Nervo
De Neruda
Que de Cesar Vallejo
En este momento y en todos
Soy nada
Miserable cuero
Que guarda vísceras inflamadas
Que se van pudriendo
Y el hedor sale
Por esta tinta
Se plasma en un papel
Que de igual manera
Me da lo mismo
En este momento
En todos los abismos
Por los siglos de los siglos.
Me doy cuenta
Que he perdido
Tres siglos y medio
En una existencia mediocre
Otros 2 mirando al cielo
En busca de algo
Uno más sobre esta Tierra
Caminando sin recorrer
Que es diferente
Otros tantos en blanco
Pero todos, todos
Muriendo.













Hay una esquina abismal
En mi cerebro
Escucho tus pasos
Y surge un paraíso
Con máscara de infierno.



Cambió de rumbo la nave
Creando un aterrizaje forzoso
Amor mío
Ya no suspires.













Hoy apareciste de nuevo
Y dios se esfumó
Para apoderarse del infierno
Saciarse
Hasta reventar las venas
Formando un círculo de fuego
Con la misión de destruir al cielo
La cruz no es tuya
Pero la llevas simbólicamente
Aun recuerdo tu sonrisa
Y ese cuerpo
Pseudodiosético
Profético
Poético
Hoy apareciste
Y yo desaparezco.









Y si te fueras
Si este momento
Todo dejara de fluir
Y mis pulmones estallaran
Como bomba atómica
Y la tierra se partiera
Y la verdad que nadie quiere
Anunciara su llegada
Y boom!!!
Todo se hundiera
Aquí estaré esperando
Por lo pronto sueña.



Si cierro los ojos
Veo a la muerte
Una taza de insomnio
Y el sueño de frente
Esta moda de la inquisición
Me enferma
Como también me enferma el ocaso
Del miedo ante la guerra
Más que enfermarme me aterra.

La energía se escapa por un poro
De un pequeño temblor nace un terremoto
Después la calma, los dioses
Y todo muere de pronto.


Había olvidado esta forma
Aparece de pronto
La amnesia
Cae a mis pies
El cascarón se pudre
La ilusión me libera
Y me convence
Que nada es real
Sigo durmiendo
Esperando despertar.


Moriré de frío
Los latidos de mi corazón
Van perdiendo la memoria
Es cuestión de tiempo
Todo es tan hermoso
Este invierno.

Desde que estos ojos son mis ojos
Han presenciando la miseria
Caer por mis hombros
- Es tiempo de luchar –
Extraña pesadilla.




No se que decirte este día
Pues tú ya lo haz dicho todo
No es una costumbre en mi vida
Prefiero amarte cubierta de lodo
Tal vez por todo lo que pasa hoy día
O mi torpeza y esa chispa de loco
Es quizás una melodía
Que aunque no lo creas me lo dice todo
Que gran antinomia festejar este día
Con tanta violencia en un mundo insidioso
Sin embargo,
Esto que consideramos nuestro (aunque no lo sea)
Y que en momentos
Se torna deleznable
Es más fuerte que todo
Lo que piensas.
Ataduras
La raíz es para los árboles
Entonces soy árbol
Entonces soy raíz
Estoy atado
Y ahora viene
El arrepentimiento.







El tiempo en tu ausencia
Parece ser más largo...









En lo más oscuro
Te encuentro
Como luz de vela
Como cera derretida
Entre mis dedos
Amor mío te siento
Pero soy ciego.

Dura poco el paseo de los muertos
Regresan luego
Con manos llenas
Con todo nuevo
Se van y vuelven
Todo un siglo
En un segundo
Se queda la sombra
Esperando su turno
Dura poco el paseo de los muertos
Dejan las llamas
Hechas brasas
Cubren los ojos
Con la miel del tiempo.



Vi tus manos
Antes que pudieras ver la luz
Tus ojos cerrados
Me decían tanto
Que cuando los abriste
No me sorprendió
Darme cuenta
Que de mi eres
Un gran pedazo
Tu ser;
Una mezcla
De inocencia y virtud.













Te encuentro divina
Tus labios flexibles
Sobre tela fina
Detrás de la puerta
El oscuro silencio
El fin del tiempo
Plasmada la huella
De algo insano
Metido a la fuerza
En nuestras cabezas
Los ojos abiertos
Nos dicen lo bello
Que lo insano
Transforma
Bellos tan bellos
Como gusanos.









Dicen que sólo vivimos
Una vez
Yo digo que mil, millones
Infinitas veces
No existe imaginación ni conocimiento
Nos falta invención de números, dígitos
Enfermos por contar
El tiempo no es tiempo
Nunca lo fue
La mente lo rige
Y el cuerpo obedece
Sumiso y sutil.


Conquistados
Por diversos colores
Damos la vida, el corazón entero
Por trozos de plástico y de papel.


Haberse visto
Semejante canibalismo
Esa terca costumbre
De crear hijos.

Los muertos se han ido
Me han dejado solo
Se han ido los muertos
Dichosos sean ellos
Que no sienten.


No hay noche
Sólo mujer
No hay día
Solo la cabeza
Que cae hasta el suelo
No hay nada
Sólo proyecciones
De colores
Ensueños.


Cuando tus besos
Dejen un sabor
Amargo
De daré cuenta
Que he comido suficiente
Ajo.

Sigo siendo
El tenue delineado
De un punto.
El núcleo vacío
La circunferencia
Sin radio
No existo.

sábado, 12 de julio de 2008

Siempre huyes hacia donde el sol se cubre de timidez
Y yo me quedo solo, con un trozo de sol entre mis manos.
¿En dónde estás ahora?
¿Cómo abro la ventana del mar de tus deseos?
Contando estrellas en un charco
No alcanzo a besar tus párpados
Y hoy cae el perro triste
Derritiendo calles de menta
Succionando el polvo
En cada paso que trazas
Sobre el pavimento
Se desgasta amor mío
Y el corazón da vueltas
Como loco
Me voy desprendiendo
Justo a las diez
Y a las sesenta
Termina el martirio
Y se repite el ciclo
Después de una vez
Ayer.
El sol se apaga entre mis manos
Y la luna dibuja un crucifijo
En cada línea.

viernes, 20 de junio de 2008

inconciente

Inconciente, perdido. He borrado mis ideas con la escoba del tiempo. Mi cerebro lo limpié con el trapo de lo cotidiano. La rutina, un brazo más. He estado perdido en secuencias. En un lugar totalmente oscuro y fuera de toda fantasía. La fría realidad.
Cierto día, de esos que marcamos en un calendario de interés propio me encontré con un bosquecillo tan pequeño como la palma de mi mano. Tenía frondosos árboles, su hermosa fauna y un olor muy peculiar a brisa, tabaco y musgo fresco. Quise entrar en él con todo el deseo de un hambriento por un pedazo de pan, mis ojos se humedecieron. ¡Por fin! Algo me conmovía, sacudía mi cuerpo y mi composición ósea se quebrantaba.
Me acerqué como todo un fisgón a mi pequeña mano, mi nariz rozó uno de los árboles, penetré por sus surcos y ríos con mi enorme nariz, pero con cada respiración que daba arrancaba la flora desde raíz, esto me puso triste y se me escaparon unas lágrimas que de igual manera ocasionaban un desastre, por lo que opté retirar mi monstruoso rostro e ingeniármelas para entrar a ese paraíso.
Anduve toda la tarde con la palma abierta protegiéndola del ambiente urbano. Entré a una tienda que estaba al final de la calle que curiosamente se llamaba la calle del bosque, entré pues en busca de una bolsa de papel para proteger el paraíso de la palma de mi mano. Pregunté al hombre que atendía si tenía alguna bolsita para el paraíso de la palma de mi mano y me recomendó una venda de algodón para no lastimarla, yo le respondí que no estaba lastimada, al contrario, estaba totalmente sana, llena de luz y yo lleno de nostalgia. El señor volvió de inmediato su mirada a mi mano como si quisiera rebanarla. Yo huí de inmediato y salí sin bolsa protegiendo una mano con la otra, ahí me di cuenta que nadie me iba a ayudar en esto, que estaba tan solo como el bosquecillo de la palma de mi mano.
Seguí caminando por la acera de la misma calle y me encontré a un vagabundo tirado en el suelo con harapos llenos de mugre y un olor muy fuerte que casi hace quedarme sin respiración por un instante, pero por alguna razón siempre había pensado que esa gente era sabia, filósofos y genios de la vida expulsados por las arpías de la sociedad. Al preguntarle si conocía algún lugar donde yo podría encontrar alguna tienda para conseguir un protector para la palma de mi mano empezó a reír y me dijo: - no seas tonto muchacho, no necesitas protector porque ya lo traes en tus ojos – no entendí – pero replicó diciendo que el paraíso esta dentro de nosotros en ningún lado mas, no esta en el cielo ni en la Tierra, mucho menos debajo de ella, esta dentro de nosotros, ahí donde a veces no queremos voltear a ver, en esa oscuridad o muchas veces laberinto, ahí esta el paraíso así que nadie ni nada podrá destruirlo. Con estas palabras quedé mudo y me fui a casa, no pude hablar durante dos semanas ni abrí los ojos y emprendí la búsqueda del paraíso en la palma de mi mano, solo que ahora desde adentro.

Tuve ganas de verte

Tuve ganas de verte. Encendí un cigarrillo y como si me hubieran inyectado una fuerte dosis de miedo me entregue al secuestro del manto negro y a su mirada triste y tranquila. Creí verte pero era el óleo fúnebre de una estrella. Caminé tres pasos y el límite mató a la soberbia y topé con una puerta, quise abrirla pero la debilidad maduraba como un gran fruto colgado de una rama de mi rodilla, tuve que esperar.
Este dolor en el cuerpo alumbraba mi soledad como puesta en un altar disparada por reflectores, cegando mi vista pero no mi mente. Ahí estaba, ese ser impregnado del aroma indescriptible pero seductor que le da vuelta a la piel y nos desnuda de adentro hacia fuera.
La noche me atrapo de nuevo, su nostalgia quebrantaba mi estabilidad. Quería ver un rostro que fuera el del espejo, una voz que no fuera la de la pared.
ALMUSTAFA